¿Debe la Cooperación Internacional Formar a las Élites en Ecuador y América Latina?

“Los ricos se creen ingleses,
La clase media se cree gringa,
Los intelectuales se creen franceses,
Y los pobres se creen mexicanos.”
Jaime Garzón

Finlandia es el país con mayor igualdad de género en el mundo, es un polo de tecnología e innovación, y está en la cima del ranking de los países más felices del mundo elaborado por la ONU (World Happiness Report). El “milagro” finlandés radica en garantizar el acceso igualitario y gratuito a educación pública de calidad a toda su población, ahí se puede ver al hijo de un empresario estudiando junto al hijo de un obrero.

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La educación privada que forma a las élites de América Latina, y no solo las élites sino a cualquiera que tenga algo de plata pone a sus hijos en colegios privados, por más malos que sean. En vez de colegios públicos para fomentar en ellos la noción de excepcionalidad. En Ecuador, como en la mayoría de los países de Latinoamérica, nunca se ha tratado de buscar el bien común y menos a través de la educación sino de buscar el bien propio y el principio del bien propio es que otro no lo tenga. Así lo corrobora el informe del Banco Mundial, esta es región más desigual del mundo.

América Latina es una región que concibe el poder como un instrumento de no dar, ni si quiera como el poder de tener, sino como el poder de negar y eso está en la base de nuestra enfermedad social y de nuestras locuras individuales también. Una región que no se aspira a ser feliz ni a estar tranquila, sino de subir a una escala de la frustración.

Las élites latinoamericanas se conciben asimismo en un exilio, como caída en desgracia, se odian asimismo. Élites resentidas, que cree que merece otro mundo, otro territorio, que ni siquiera saben cómo es, que está al otro lado del mar. Élites acomplejadas que viven pésimo, que no han tenido la oportunidad de vivir en una ciudad, nunca han construido ciudades. Son personas que a fuerza de décadas de excluir al otro ya ni siquiera pueden salir de su casa, prefieren negarse asimismo el espacio público que compartirlo. Negarse asimismo la calle que compartirlo. Élites que cree que vive bien, pero la verdad, aunque tienen acceso a muchas más cosas, es que viven muy mal comparado a cualquier sociedad moderna de otras regiones.

Es muy urgente que la cooperación se concentre no solamente en cuanto a educación sino a formar a nuestras élites. Élites que sepan que tienen derechos. En Ecuador, como en toda la región, nadie concibe que las élites tienen derechos. Esta mal creer que uno tiene derechos por ser humano. Tradicionalmente las élites creen que el Estado que garantice derechos es una especie de regalarles cosas a la gente, por eso creen que ellos tampoco tienen derechos. Por eso las élites nunca se han preocupado por lo público, pero ¿qué pasaría si paralelamente de la creación de colegios públicos en barrios populares, se construye colegios públicos en los barrios de las élites? ¿Qué pasaría si se formará esta noción desde lo simbólico del colegio de barrio? En vez de que las familias inscriban a sus hijos en colegios privados, lo realicen en estos colegios para todas las clases sociales. Desde luego cualquier persona si le conviene por ubicación pueda estudiar ahí. Esto sería el punto de inflexión de un cambio social, que las élites empiecen a pensar lo qué es una ciudad, incluso hasta pensar cómo necesitamos movilizarnos.

No solamente nuestras sociedades crecerían juntas, con los mismos derechos y mismas oportunidades. Sino que las élites empezarían a formarse, esas élites ignorantes que tenemos. Las élites se harían cargo ellas mismas de lo público, empezarían a saber que también tienen derecho a lo público y desde sus posiciones de poder sepan que a todos como sociedad nos conviene fomentar los espacios públicos, la existencia de bienes públicos. Estos colegios públicos contribuirían a que dejemos de pensar como sociedades que lo estatal y lo público es algo de caridad sino lo que nos iguala y nos hermana a todos. Sobre todo, nos haría pensar por primera vez en nuestros países sobre el contrato social.

Mi propuesta para la cooperación internacional en Ecuador y América Latina es ese proyecto de darnos a todos los ciudadanos por igual la garantía de nuestro derecho a la educación. Porque el estatus que tiene el colegio privado en la región es el resultado del total fracaso de un proyecto de sociedad. Que la élite avara consigo misma, inculta, pueda soltarse un poco y no esté condenada a imaginarse de una manera esquizofrénica, que pueda un día ser de otro país. Sino sea del país de dónde es y se comprometa con el país. Empiecen a educarse en el republicanismo y dejen de buscar pasaportes españoles como descendientes supuestos de sefaradíes sin que tengan ninguna idea de la historia del pueblo judío. Es una élite que, aunque tenga cosas, que tiene tierras, siempre ha estado tan ahogada como los que no tienen nada.

No hay ninguna manera de crecer, ninguna manera de ser más plenos, más felices y menos ignorantes que ampliar el concepto de lo nuestro, ampliar el concepto de nosotros. La cooperación internacional debe apoyar en la creación de colegios públicos en todas partes de las ciudades, desde luego en el campo. Es decir, garantizar en nuestros países el acceso igualitario y gratuito a educación pública de calidad a toda su población. En vez de colegios privados que son el elemento más insidioso de la injusticia social.

Por Andrés Gutiérrez León @andresgutileon / 11 de septiembre de 2022

 

 

 

 

 

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